Venas de Vida, Historia y Alegría Boricua
En Puerto Rico corren al menos 47 ríos principales. Atraviesan nuestra isla como venas llenas de vida. Y eso sin contar las quebradas, cañadas y charcos que también forman parte del paisaje. Se estima que hay más de 200 ríos y afluentes, muchos con nombres de origen taíno. Entre los más conocidos están el Río de la Plata, el Grande de Loíza, el Camuy, el Guajataca y el Grande de Arecibo. El más largo es el Río de la Plata, con unas 60 millas (97 km). En cambio, el más caudaloso es el Grande de Loíza, que fluye con fuerza por el corazón del este boricua.
Nuestra historia también corre por esos ríos. Para los taínos, eran lugares sagrados. Les daban agua, pesca y rutas de transporte en sus canoas. Pero además, eran espacios espirituales, llenos de energía. Muchos nombres de ríos, como el Toa (nombre taíno del Río de la Plata), conservan ese legado ancestral. Cuando llegaron los españoles, usaron los ríos para fundar pueblos, mover mercancías y sembrar haciendas. El Río Grande de Loíza fue clave en el desarrollo de Caguas, Gurabo, Canóvanas y, claro, Loíza.
Hoy día, los ríos son pa’ gozar. Aquí en Puerto Rico no hay nada como pasar un domingo en el río: neverita, sillas, música y familia. Sitios como el Charco Azul en Patillas, el Río Espíritu Santo en Río Grande o las espectaculares cuevas del Río Camuy son tesoros para locales y turistas. Algunos van pa’ meditar. Otros pa’ tirarse clavados. Muchos pa’ cocinar un buen sancocho a la orilla. Los ríos también inspiran. Ahí está Julia de Burgos, con su poema al Grande de Loíza. Al final del día, nuestros ríos no son solo cuerpos de agua. Son parte de nuestra identidad, de nuestra historia… y de nuestro disfrute boricua.